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(1917-1960)
Representa al artista personal, al individuo inconforme que
decide irse por el camino propio. sus convicciones
de fuga y de marginación se concretaron en una pintura surrealista de
sugerencias vigorosas. se sentía un cisne negro en
el concierto de los cánones morales. murió en
penuria social, luego de pintar paisajes de su infancia en el campo laguense, autorretratos de un ser atormentado y cristos
sangrantes. Falleció el 17 de enero de 1960. El pintor González Serrano,
nació en 1917 en la ciudad de Lagos de Moreno, Jalisco y murió en el Distrito
Federal en 1960, a los 43 años. Fue hijo de Dionisio González y de María
Serrano Orozco. . "La tormentosa vida de Manuel González, es un
laberinto sin fin - dice la periodista Noemí Atamoros
en una crónica de Excelsior del 22 de marzo de 1978
- lo arrastra a los opuestos a la antítesis y a la conjunción de ello; funde
lo sobrenatural y lo sensual; lo místico y lo mundano, y hace a así un todo
pleno e indivisible. La eterna paradoja humana fluye pródigamente en él y ese
océano de pasiones incontroladas que es el artista poseído por la
esquizofrenia y la paranoia en un delirio místico se identifica con Cristo y
lo pinta para crear un canto de dolor, amor y fe". Pintó su mejores acuarelas y caballetes en la granja de
recuperación para enfermos mentales pacíficos, en San Pedro del Monte, donde
estuvo por espacio de 6 años, de 1953 a 1959. "Manuel González Serrano y
Frida Kalo son los más representativos pintores del
surrealismo mexicano" expone la periodista Noemí Atamoros.
El pintor multicitado tiene mucha similitud con el
famoso pintor holandés Vicent Van Gogh, en su vida y arte, añade la especialista. En la
década de los cincuentas, los últimos años de su vida, Manuel González
Serrano vivió en el ostracismo como los llamados pintores
"malditos": Modigilani, Van Gogh, Utrillo, Pascine y Soutine, dice Ricardo
Pérez Escamilla, el más profundo conocedor de la vida y obra de este pintor
mexicano. Archivo histórico de Lagos de Moreno. Pero
siendo de un individualismo muy marcado, como lo refleja su pintura, el
artista rechazó siempre la comunidad con profesores y alumnos, en las
academias o escuelas de arte, por lo que no perteneció a ningún grupo de
artistas, ni siguiera al muy elástico de la “ pintores
jóvenes “, en el cual se acostumbraba encasillar, en algún tiempo, a todos
los que no tenían la edad de Diego Rivera, del doctor Atl
o de Roberto Montenegro. En la ciudad de México realizó algunas exposiciones,
entre ellas una en la Biblioteca Benjamín Franklin y otra en la Asociación de
Periodistas, con cuya exposición se inauguró su Sala de Arte. Realizó
exposiciones en el extranjero, pero la que mayor éxito tuvo fue la que
efectuó en Los Angeles, California. Dotado González
Serrano de terrible vida interna, arrastrado por el movimiento del torbellino
que él mismo crea, vuelca, todo su yo en la obra que produce, y es por eso
que ella tiene el arrebato de la pasión. Podrá gustar o no su obra, pero
nadie quedará frío ante lo que pinta y como pinta González Serrano. Muchos de
sus cuadros son lúbricos y otros de paisajes fantásticos, con grandes
lejanías, en donde crecen árboles de brazos retorcidos, infernales. Aun en
los más serenos, como “ La Cosecha “ (1949), con sus
haces de cañas al viento, y deshilvanadas, tienen hondas sajaduras las
tierras labrantías, y que se ven dolorosamente erosionadas. Sus retratos son
magníficos, como los de Silvestre y Rosaura Revueltas, pero de extraños
fondos. Fomentar Lic. Heriberto García Rivas “
Pintores Mexicanos “ Ed. 1970 p. 244 Libro:
Manuel González Serrano, autores: Teresa del Conde, Carlos Monsiváis y Ricardo Pérez Escamilla, Américo Editores e INBA. |
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